
El decreto de Obama fue difundido por la Casa Blanca poco después de su regreso a Washington desde Florida, donde suspendió varios actos de su campaña electoral por el tiroteo que dejó 71 víctimas, 12 de ellas muertas, y muchas en estado crítico.
El presidente estadounidense dijo que tomó esta decisión "en señal de respeto por las víctimas de los actos violentos perpetrados increiblemente (...) en Aurora".
A su llegada a Washington, Obama tenía previsto analizar la matanza con su vicepresidente Joe Biden, el director del FBI, Robert Muller, y otros consejeros cercanos. Antes de abandonar Florida, Obama pidió a los ciudadanos unión y recogimiento. Tanto él como su adversario republicano Mitt Romney suspedieron el viernes todos sus actos de campaña previstos, de cara a las presidenciales del 6 de noviembre.
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